Hace unas semanas, un cliente me dijo que no quería poner el banner de cookies.
—“¿Y si la gente no acepta? ¿Y si perdemos datos? ¿Cómo optimizo campañas?”— me preguntaba.
Y lo entiendo.
Porque sin datos, volamos a ciegas.
Y si no sabes de dónde vienen los leads, no puedes mejorar el funnel. Ni escalar campañas. Ni justificar presupuestos.
Así que le solté una de mis analogías favoritas.
La de los extranjeros. Y una escuela de español.
Yo vivo en L’Eixample.
Cada día, al bajar por la Ronda de la Universitat, paso delante de Speakeasy BCN, una de las escuelas más conocidas de español para extranjeros en Barcelona.
Su modelo de negocio es clarísimo: cuantos más turistas y expatriados llegan, más cursos venden.
Necesitan que vengan. Que se apunten. Que aprendan.
Sin ellos, no hay alumnos.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando llegan demasiados?
Cuando los pisos del barrio se convierten en Airbnbs… Cuando el precio del alquiler se dispara… Cuando no puedes caminar por el Born sin esquivar maletas.
Entonces, llegan las quejas.
Los carteles. Las manifestaciones.
Tourists go home.
Barcelona no está en venta.
Y luego… llegan las leyes.
Prohibiciones de nuevos pisos turísticos.
Multas. Restricciones. Barreras.
¿El problema?
Que muchas veces se pasan de frenada. Y espantan incluso al turista bueno. Al que gasta, respeta y se enamora de la ciudad.
El que luego se apunta a un curso de español.
Como los de Speakeasy BCN.
Con los datos pasa lo mismo. Necesitamos que “vengan”. Que nos cuenten de dónde vienen, qué les interesa, qué clican. Eso nos permite mejorar.
Pero si abusamos —si trackeamos sin pedir permiso, si lo hacemos todo opaco y agresivo— la gente se harta.
Y entonces llega el RGPD.
Y el Consent Mode.
Y los avisos de cookies que parecen contratos de hipoteca.
Y sí, lo entiendo. Es para protegernos. Pero si aplicamos las normas como un martillo, terminamos sin datos.
Y sin datos, no hay negocio.
Por eso, la clave no es eliminar el dato. Es regularlo bien.
Como con los turistas: ni una ciudad vacía, ni una ciudad invivible. Ni tracking salvaje, ni ceguera total.
Solo el equilibrio justo.
El que permite que los extranjeros estudien español…
y tú optimices tu funnel.